Me acuerdo de los panqueques de naranjas que preparaba mi mamá y perfumaban mi hogar.
Me acuerdo de mi gato Juancho, que fue uno de
los primeros que he tenido, ya que siempre me han acompañado y me acompañaran
desde siempre.
Me acuerdo de Yola Polastry, las burbujitas y
todas las canciones que marcaron mi niñez.
Me acuerdo de Candy, Anthony y Terry mis
personajes favoritos, pero entre la dulzura de Anthony y la rebeldía de Terry
me enamoré de la transgresión de Terry Grandchester.
Me acuerdo que lloré cuando vi la película “El
zorro y el sabueso”, al ver que dos amigos se peleaban cuando se hicieron
adultos.
Me acuerdo de la canción de Marco que me hacía
doler mi corazón y que cuando les cantaba a mis estudiantes les hacía recordar
y llorar a sus mamitas.
Me acuerdo que mi papá escuchaba a Los
embajadores criollos y me encantaban sus interpretaciones, en especial, de la
canción que me ha impactado desde siempre Lucy Smith.
Me acuerdo que era muy tímida y me sonrojaba
cuando era niña.
Me acuerdo de mi libro Coquito con el que
aprendí a leer y a escribir.
Me acuerdo de molestar a las arañas y
molestarlas para que salgan de sus escondites.
Me acuerdo de mis muñecas recortables que
dibujaba y creaba historias con mi hermana.
Me acuerdo que mi papá me regaló mi muñeca
Cinderella y mi hermana le sacó la cabeza
Me acuerdo de los versos sencillos de Martí que
he dedicado a mis amigos y estudiantes.
Me acuerdo de la hermana Rosa, directora de mi
escuela de primaria que era tan recta y dura como una piedra, pero que todos
los estudiantes respetaban y marcó toda una generación.
Me acuerdo del grupo Menudo y sus canciones aún
resuenan en mi mente como” Xanadú”, “Súbete a mi moto”, “Claridad” y “Quiero
ser”.
Me acuerdo del cebiche que compartíamos en
familia los domingos con su aguadito, una mesa llena de manjares.
Me acuerdo de la película “Footloose” y que me
encantaba bailar como el protagonista Kevin Bacon.
Me acuerdo que toda la vida me han llamado
Meche en casa, mis mejores amigos y María fue olvidado hasta que decidí usarlo
desde que trabajo y algunos le gustan llamarme María Mercedes para servirle a
usted, a lo Thalía.
Me acuerdo que mi mamá se quejaba que mi papá les
puso nombres a todos sus hijos.
Me acuerdo cuando mi mamá y mi papá iban al
estadio con mi hermano hinchas de la “U” y nos contaban todas sus aventuras en
la trinchera norte y que yo también me hice hincha desde casa y coreaba los
himnos.
Me acuerdo cuando me hicieron mi quinceañero y
me daba miedo bajar las escaleras porque no sabía quiénes estarían en la
reunión.
Me acuerdo en el colegio que mi compañero
Barreto se puso a tocar las carpetas y cantar la canción de Rubén Blades
“Decisiones”.
Me acuerdo que en tercer de secundaria fui
finalista del concurso de ortografía y la profesora Ivonne me llevaba a otros
salones y yo me sentaba en su silla.
Me acuerdo que me gustaba recitar a José Santos
Chocano y decir: Soy el cantor de América aún recuerdo el poema a pesar de los
años transcurridos.
Me acuerdo de que llegaron a Perú los “Hombres
G” y fui a su concierto, aunque llegue tarde porque tenía ensayo de Educación
Física y me encontré con mi hermana a la salida.
Me acuerdo que quería ser una integrante de The
Bangles y estar en un escenario.
Me acuerdo que me fui de viaje de promoción a
Huaraz, aunque mi papá no estaba de acuerdo porque en los ochenta el terrorismo
atacaba sin césar y la muerte nos rodeaba, hasta un general había sido
acribillado sin piedad, pero le pedí a mi mamá que intercediera por mí.
Me acuerdo del primer chico que me enseñó a
besar y me hizo sentir en el paraíso.
Me acuerdo el olor de las llantas quemadas en
Año nuevo porque había apagón.
Me acuerdo de que grababa mis canciones
favoritas de la radio, pero cuando hablaba el locutor me daba una cólera.
Me acuerdo la primera vez que me maquillaje y
que me pintaba los labios de rojo intenso como símbolo de protesta.
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