Memorias de una gallina

Memorias de una gallina

viernes, 14 de mayo de 2021

La otra historia de los tres chanchitos

                                                                                                                         María Fajardo Torres

Érase una vez, tres chanchitos que hacían travesuras y molestaban a quien se cruce en su camino.

Un día el lobo vio como un chanchito arrancaba paja desde la raíz y le pidió que no lo haga, pero este solo se burló y le sacó la lengua.

Al poco rato, un chanchito mediano empezó a cortar un árbol de cien años, el lobo le pidió que no lo haga, mas este no le hizo caso, respondió con una mueca y siguió su camino.

Después, un chanchito de más edad que los otros anteriores, empezó a destruir una fortaleza de una civilización antigua. El lobo quiso detenerlo, pero el chanchito mayor le tiro una piedra que le hizo desmayar y se fue llevando ladrillos.

El lobo no podía creer todo lo que había pasado y decidió dialogar con los chanchitos. Para llegar a tiempo fue corriendo. Así fue que llegó a la casa del chanchito pequeño y debido a que tenía gran agitación soplo y soplo para relajarse y la casa de paja se derrumbó. El chanchito pequeño salió corriendo.

El lobo lo siguió y llego a la casa del chanchito mediano y ya no podía respirar y sopló y sopló y la casa de madera se destruyó. Los dos chanchitos se escaparon y se dirigieron a la casa de su hermano mayor.

Al llegar a la casa del chancho mayor, el lobo soplaba y soplaba, ya no podía más. Así que al ver que no le abrían la puerta, decidió entrar por la chimenea.

Los chanchitos decidieron que lo recibirían de una manera especial: colocaron una olla de agua caliente y cuando el lobo se deslizó por la chimenea cayó en el agua.

El dolor y quemaduras lo hicieron dar terribles alaridos y mostrar sus fauces a quienes encontraba a su paso. Los aullidos del lobo se escucharon por el pueblo y la gente pensó que los venían a atacar.

Desde ese momento hasta ahora los lobos se cazan sin piedad.

(Gracias a un taller de narración de Jorge Rodríguez Mateo)

jueves, 13 de mayo de 2021

Carta a un estudiante

 

Lima, 10 de agosto de 2020

Estimado J:

 ¿Cómo estás? Espero que tú estés con buena salud  y tu familia.

Sé que es difícil adaptarse a la educación a distancia, pero recuerda la pandemia ha cambiado la vida de todos. Yo también he tenido que aprender sobre esta manera nueva de enseñar, de verdad, prefiero interactuar con las estudiantes cara a cara, sin embargo, es un desafío que estoy encarando de manera profesional.

Tú, has demostrado que no tienes miedo a enfrentar las dificultades, me has ido presentado tus trabajos, aunque con demora, pero dando a conocer tu emprendimiento y ganas de comunicarte. No te rindas, sigue adelante.

Recuerda que eres un embajador de tu país, un tradicionalista. Desde tu rol contribuyes a ser más grande nuestro país.

Con cariño

María F.

 

P.D. No importa cuánto tiempo demores, siempre esperaré que entregues tus actividades, porque un maestro no se cansa de soñar.

Las emociones de un año que se va