Un día gris dibujé en la arena el nombre que me recordaba a ti. Entonces apareció un ser extraño que me mostró unas piedras, a pesar de su asimetría y desgaste, ellas parecían tener un significado para mí, pero no podía recordar. Solo en mi mente empecé a dibujar una planicie tranquila y que me causaba paz.
De pronto, ocurrió un cambio en el paisaje un gato, gato me miraba con ojos muy intensos, me perturbaban.
Gato, gato ¿por qué me miras así? Si a mí me gustan los gatos.
Ahora, ¿qué lo que esta pasando? ¿dónde estoy? No lo recordaba. Seguía con la mirada al gato que iba iniciando una danza suave al caminar y emitiendo unos bufidos como llamando a otros gatos. Yo me seguía preguntando ¿Qué hago aquí? ¿Esto es un sueño o pesadilla?
No obtenía respuesta. Solo a lo lejos pude percibir el aroma familiar: el desayuno que mamá preparaba los domingos y entonces ya no importó nada más.
Para ti que te gustan las historias, quieres compartir la experiencia de ingresar a un mundo mágico donde puedes ser también el protagonista, entonces puedes contar conmigo.
Memorias de una gallina

Suscribirse a:
Entradas (Atom)
-
Escribir es una de mis pasiones. Nací en Pueblo Libre, es un lugar rodeado de parques y de mucha historia, por la pandemia no podíamos sal...