-Aléjate pronto fue lo último que le oí decir.
Al abandonar la cafetería, al poco tiempo sentí una explosión. Caí al suelo violentamente y en ese momento supe lo que había pasado.
-No puedo seguir contigo me había dicho hacía algunos meses, yo dudaba de sus razones y como buena periodista tenía la esperanza que me dijera la verdad.
Aun siento escalofríos. Sin embargo, debo cubrir la noticia. Sé que su cuerpo voló por los aires. Hay muertos por doquier. Mientras en mi cabeza da vueltas ¿por qué me salvo?