.Julián viste su pantalòn gris y una infaltable guayabera crema. A sus cincuenta y cinco años sigue esperando como siempre, con un libro en las manos sentado en una banca del parque, viendo revolotear a las palomas. Esta inquieto, cierra los ojos, deja el libro. Luego toma aliento y se pone de pie decidido a todo.
En la pensión hace rato que lo esperana cenar y él no llega. la dueña está nerviosa y comenta con otro vecino: ¿no le habrà pasado algo?
Cerca de medianoche, unas sombras se ve en la entrada de la quinta, es Julián; sostiene en los brazos a una criatura y otro un poco mayor, se agarra a su pantalón. Su rostro es iluminado por un farol. Se le ve sonreír. Después de mucho tiempo se reunía con sus amores, aunque eso significaba haber cometido una locura.
Para ti que te gustan las historias, quieres compartir la experiencia de ingresar a un mundo mágico donde puedes ser también el protagonista, entonces puedes contar conmigo.
Memorias de una gallina

jueves, 28 de febrero de 2013
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Escribir es una de mis pasiones. Nací en Pueblo Libre, es un lugar rodeado de parques y de mucha historia, por la pandemia no podíamos sal...
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