Memorias de una gallina

Memorias de una gallina

lunes, 24 de diciembre de 2012

La caricia de un bárbaro

La lucha había sido feroz. El bárbaro con sus hombres pasaba revisión de pérdidas, heridos y a los enemigos los remataba. Mi pueblo no pudo resistir tanta ferocidad.
Cuando lo vi tenía las barbas crecidas y el pelo ensortijado, que caía sobre su frente le daba un aspecto de semidios. Viéndolo así parecía librar otra batalla contra el viento. Alto, corpulento y de fuerza descomunal, podía levantar con un brazo a un hombre.

De repente, me observo entre los escombros, sus ojos brillaban intensos y no dejaban de mirarme. Esperaba lo peor. Pero, en ese instante me liberó y pasó su mano sobre mis cabellos, como un ave en busca de amor.

Las emociones de un año que se va