Memorias de una gallina

Memorias de una gallina

jueves, 1 de abril de 2010

Carlita y su amigo Cameron


Ese día Carlita regreso del colegio a casa como de costumbre al llegar un pequeño animalito se puso frente a ella. Era como un gato jaspeado de mil colores, pero con orejas de conejo y ojos verdes, grandes como pelotas. Diríase un ser mágico como el de los cuentos que tanto le gustaban. Miro a todos los lados y en un arranque de valor extendió su mano para acariciarlo, cuando este gato-conejo le habló:

-Estoy perdido ¿tú me puedes ayudar?

Al principio ella abrió la boca como un buzón y pasada la sorpresa exclamó: ¡puedes hablar!
-Sí, -respondió él. ¿Me ayudas? –insistió el gato-conejo.
-Ya. Pero mis papás no deben verte. Vamos a mi habitación.

Allí empezó a contarle que se llamaba Cameron y que venía de una antigua civilización, donde las leyes rígidas le impulsaron a vivir esta aventura. Viajo por todo el mundo y se quedo aquí en Perú por el clima y su comida. Carlita muy atenta no cesaba de mirarlo y decir: ¡qué lindo! Cuando de pronto se escuchó la puerta: Su mamá ingresó y en ese momento Carlita con los ojos cerrados decía: mami es mi amigo Cameron.

¿Qué pasa cariño? Despierta, despierta. Carlita abrió los ojos y estos se posaron en su mamá y luego en su dibujo que hizo en el colegio de un gato- conejo.

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