
Cierto día la ratoncita Nina salió a pasear y no dudo en visitar la granja de don Braulio donde también vivía el gato Israel su eterno enemigo.
Al llegar allí un olor invadió su nariz y parecía invitarlo a entrar a la cocina. Así lo hizo y encontró la olla de sopa de papa con queso que lo cautivaba. Cuando se disponía ya a probarla, apareció el gato y se abalanzó sobre ella, ésta pudo esquivarlo. Entonces, empezó una persecución por todo el lugar y al verse pérdida Nina reposó en un jarrón. Mientras el gato ya saboreaba su victoria, dio un saltó y su cabeza quedó atascada en la vasija. Esa situación fue aprovechada por la ratoncita que huyó por la ventana.
Al llegar allí un olor invadió su nariz y parecía invitarlo a entrar a la cocina. Así lo hizo y encontró la olla de sopa de papa con queso que lo cautivaba. Cuando se disponía ya a probarla, apareció el gato y se abalanzó sobre ella, ésta pudo esquivarlo. Entonces, empezó una persecución por todo el lugar y al verse pérdida Nina reposó en un jarrón. Mientras el gato ya saboreaba su victoria, dio un saltó y su cabeza quedó atascada en la vasija. Esa situación fue aprovechada por la ratoncita que huyó por la ventana.
La ratoncita se fue cantando por el camino: yo tengo buen diente, pero si el peligro está presente, debo huir, debo huir.