
EL ANIMAL MÁS BELLO DE TODA LA CREACIÓN
Hace mucho tiempo, cuando Dios creó los animales, el animal más bello de toda la creación era el murciélago. ¿Saben por qué?
Dicen que el murciélago volaba de aquí a allá feliz con la primavera y el verano. Pero, cuando llegó el invierno se moría de frío, observaba que las aves tenían plumas y otros animales tenían pieles para protegerse y él nada. Entonces fue a hablar con Dios.
Subió a una nube y luego a otra hasta que llegó a una nube rosada, bien redondita. Allí estaba Dios.
Al llegar al cielo vio una larga cola y tuvo que esperar un buen rato. Luego lo recibió San Pedro y le dijo: pase.
A los lados un coro de ángeles entonaba bellas melodías. Admirado de lo que observaba llegó hasta Dios que rodeado de una luz muy fuerte le dijo:
-Habla criatura.
El murciélago le habló así:
-Señor, yo viviría feliz en la tierra, si es que no fuera por el invierno. Sufro mucho al ver a las aves con sus plumas y los demás animales con sus pieles; yo no tengo como abrigarme.
Entonces, Dios escribió una nota para las aves, le puso su sello y firma y se dirigió al murciélago:
-He ordenado que todas las aves te regalen una pluma y he puesto mi sello y firma para que así sea.
-Y como me las pegaré –exclamó preocupado el murciélago.
Entonces Dios le quito sus legañas y le dio el poder para que le sirvan de pegamento.
Así fue como el murciélago pidió ave por ave sus plumas.
-Dame tu pluma. Mira Dios así lo manda.
-Mira tengo una orden de Dios, dame tu pluma.
-Tu pluma.
A medida que iba recolectando las plumas, la fue pegando con el pegamento especial y de verdad estaba quedando hermoso. Y todos los días se miraba al espejo y dejo de hacer sus deberes. Sólo se contemplaba y cantaba:
Lero, lero candelero
lero, lero candelón
soy el animal más bello
de todita la creación.
Así iba cantando por todos lados, burlándose de las demás aves y diciéndoles que eran feos.
-Tú eres feo le dijo al búho.
-Que feo eres le dijo al colibrí.
-Feo, feo le dijo al águila.
Entonces, estas aves se reunieron y decidieron hablar con Dios. Subieron nube tras nube hasta llegar a la nube rosadita y redonda.
Los recibió primero San Pedro. Y cuando le contaron lo sucedido a Dios, él escribió una nota citando al murciélago.
Cuando las aves le entregaron el recado él les dijo: La verdad que son bien feos y cantó su canción favorita:
Lero, lero candelero
lero, lero candelón
soy el animal más bello
de todita la creación.
Se miró al espejo y exclamó: ¡Dios me quiere ver, es que soy tan bello!
Y subió, subió hasta llegar al cielo. San Pedro lo recibió y el murciélago ni le hizo caso.
-Sal de mi vista que me espera Dios.
Al llegar cerca al coro de los ángeles los mandó callar y cuando estuvo cerquita a Dios, expresó:
-Aquí está el más bello, mi Dios.
Dios muy molesto soplo y soplo y todas las plumas cayeron del cielo y luego le dijo:
-Por haberte portado mal con las demás aves recibirás tres castigos:
1° Vivirás oculto en las cuevas.
2° Sólo podrás salir de noche a buscar comida y dormirás en el día.
3° Contemplarás al mundo al revés.
Y desde ese día hasta hoy, los murciélagos viven ocultos en cuevas; duermen de día y salen en las noches a buscar alimentos y miran el mundo al revés.
Cuento contado por Marconio (México) en el taller de Cuéntamelo 2007 evento de cuenta cuentos internacional realizado en el Centro Cultural Peruano Británico y que reproduzco según la memoria me lo permite.
Hace mucho tiempo, cuando Dios creó los animales, el animal más bello de toda la creación era el murciélago. ¿Saben por qué?
Dicen que el murciélago volaba de aquí a allá feliz con la primavera y el verano. Pero, cuando llegó el invierno se moría de frío, observaba que las aves tenían plumas y otros animales tenían pieles para protegerse y él nada. Entonces fue a hablar con Dios.
Subió a una nube y luego a otra hasta que llegó a una nube rosada, bien redondita. Allí estaba Dios.
Al llegar al cielo vio una larga cola y tuvo que esperar un buen rato. Luego lo recibió San Pedro y le dijo: pase.
A los lados un coro de ángeles entonaba bellas melodías. Admirado de lo que observaba llegó hasta Dios que rodeado de una luz muy fuerte le dijo:
-Habla criatura.
El murciélago le habló así:
-Señor, yo viviría feliz en la tierra, si es que no fuera por el invierno. Sufro mucho al ver a las aves con sus plumas y los demás animales con sus pieles; yo no tengo como abrigarme.
Entonces, Dios escribió una nota para las aves, le puso su sello y firma y se dirigió al murciélago:
-He ordenado que todas las aves te regalen una pluma y he puesto mi sello y firma para que así sea.
-Y como me las pegaré –exclamó preocupado el murciélago.
Entonces Dios le quito sus legañas y le dio el poder para que le sirvan de pegamento.
Así fue como el murciélago pidió ave por ave sus plumas.
-Dame tu pluma. Mira Dios así lo manda.
-Mira tengo una orden de Dios, dame tu pluma.
-Tu pluma.
A medida que iba recolectando las plumas, la fue pegando con el pegamento especial y de verdad estaba quedando hermoso. Y todos los días se miraba al espejo y dejo de hacer sus deberes. Sólo se contemplaba y cantaba:
Lero, lero candelero
lero, lero candelón
soy el animal más bello
de todita la creación.
Así iba cantando por todos lados, burlándose de las demás aves y diciéndoles que eran feos.
-Tú eres feo le dijo al búho.
-Que feo eres le dijo al colibrí.
-Feo, feo le dijo al águila.
Entonces, estas aves se reunieron y decidieron hablar con Dios. Subieron nube tras nube hasta llegar a la nube rosadita y redonda.
Los recibió primero San Pedro. Y cuando le contaron lo sucedido a Dios, él escribió una nota citando al murciélago.
Cuando las aves le entregaron el recado él les dijo: La verdad que son bien feos y cantó su canción favorita:
Lero, lero candelero
lero, lero candelón
soy el animal más bello
de todita la creación.
Se miró al espejo y exclamó: ¡Dios me quiere ver, es que soy tan bello!
Y subió, subió hasta llegar al cielo. San Pedro lo recibió y el murciélago ni le hizo caso.
-Sal de mi vista que me espera Dios.
Al llegar cerca al coro de los ángeles los mandó callar y cuando estuvo cerquita a Dios, expresó:
-Aquí está el más bello, mi Dios.
Dios muy molesto soplo y soplo y todas las plumas cayeron del cielo y luego le dijo:
-Por haberte portado mal con las demás aves recibirás tres castigos:
1° Vivirás oculto en las cuevas.
2° Sólo podrás salir de noche a buscar comida y dormirás en el día.
3° Contemplarás al mundo al revés.
Y desde ese día hasta hoy, los murciélagos viven ocultos en cuevas; duermen de día y salen en las noches a buscar alimentos y miran el mundo al revés.
Cuento contado por Marconio (México) en el taller de Cuéntamelo 2007 evento de cuenta cuentos internacional realizado en el Centro Cultural Peruano Británico y que reproduzco según la memoria me lo permite.